En 1888, en un anuncio de Kodak, nos garantizaba lo inconcebible : "Usted aprieta el botón, lo demás es cosa nuestra". Luego nos sorprendieron con las películas Kodachrome y Tri-X. Y al final el progreso mató al dinosaurio. Una de las mejores empresas de la historia tropieza con la sopa de pixeles.
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Anuncio de Kodak, 1888 |
En 1993, George Ritzer analizó en un ensayo los mecanismos de transferencia de servicios de la empresa al cliente, del productor al comprador: "La McDonalización de la sociedad", editado por Ariel Sociedad Económica en 1996. No hace falta dar muchas vueltas al tema para encontrar mcdonalizaciones a nuestro alrededor. Abro la lista con los hipermercados y las gasolineras (también llamadas estaciones de servicio).
De
Kodak a
McDonalds hay un abismo sin límite. Parece que la eternidad y lo infinito son fenómenos bastante humanos. En aras del progreso las empresas se esfuerzan en simplificar las actividades que supuestamente nos complican la vida: "digo ¡Chass! y aparezco a tu lado", magia, aprieto un botón y sale la foto, la tecnología nos abre nuevas fronteras. En el otro extremo del infinito, también en aras del progreso, pasamos de dar servicio a delegarlo en los usuarios finales y, con un pequeño maquillaje, incluso podemos convencer al personal de que hacer por uno mismo lo que antes se lo ofrecían otros es estimulante.
Ahora me acuerdo de las maquetas
Revell, de barcos, aviones y coches. Quizás no podemos olvidar nuestro origen animal, y lo físico y manual lo llevamos impregnado en las neuronas, a pesar del litio y el pixel.
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Kodachrome |
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George Ritzer |
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Skyrocket, de Revell |