Las vacas no mueren, a las vacas se las mata.
He visto parir a una vaca, la he ordeñado, bebo su leche a diario, como su carne.
He pisado sus moñigas al caminar por los prados, he leído que contribuyen al calentamiento de la Tierra.
En la India son sagradas para sus gentes, quizás porque les alimenta, les da combustible para cocinar y calentarse, aran los campos sembrados y su piel sirve de abrigo. En Galicia lo he visto: las vacas en los callejos, arrastradas por las campesinas, camino del terruño en medio de la lluvia, la mamitis y el lánguido cencerro al cuello.
La vaca de Pink Floyd, fusión de lo pastoril y lo urbano, como un pulpo en un garaje. Mi vaca lechera, canción del soldado García Morcillo que compone en el tren que le conduce al frente durante la Guerra Civil.
Eduardo Ruigómez - Cantabria 1973 |
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