© Eduardo Ruigómez - Disputa por un ombligo (1975) |
Me apetece especular con una escena paradójica en el Paraíso a partir del sexto día de la Creación, donde Adán y Eva disfrutaban de una vida plena y eterna, rebosante de felicidad, sin problemas ni necesidades que cubrir. Me pregunto si en esos tiempos supuestamente infinitos, quebrados más tarde a raíz de la expulsión, ¿cómo era Eva? La primera mujer de la creación aun no necesitaba un ombligo.
El ombligo, supongo, tuvo que surgir tras la caída de Adán y Eva. Hasta entonces no habían tenido roles previstos sobre la cuestión planteada, pero con la llegada de la concepción de Caín cambiaban las cosas. A partir de aquí la fantasía entra en el escenario y podemos imaginar una batalla campal entre Adán y Eva por la apropiación del simbólico ombligo.
Como dato curioso, en la Wikipedia se menciona una tribu aborigen australiana, los Anmatyerr, cuyos miembros pensaban que los llamados «muris» o «gérmenes de los niños» se escondían tras las rocas o los árboles esperando entrar en las mujeres por el ombligo para embarazarlas, sin relacionar realmente el orificio de dar a luz con el de la concepción.
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