Frente a una
vestal que alimenta el fuego destructor, el parque que une a Denia y Jávea se rinde a la acción de la sacerdotisa. Arden 444 hectáreas del
parque natural del Mongó. Todos nos quemamos con el Montgó. Tenemos que frenar la desertización de nuestros bosques. Si ellos mueren, morimos todos.
El Montgó emprende la senda tranquila del ir envejeciendo.
1 comentario:
Qué pena... ¡qué bonita foto!
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