Alfabeto fenicio |
Una frase es un mundo abierto. Generalmente abarca unas cuantas palabras para expresar una idea (salvo excepciones como Joyce). Otro escritor irlandés, John Banville, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras 2014, expresa en su discurso dentro de la ceremonia de entrega de los premios la ambigüedad que podemos encontrar en una frase cualquiera: <<El lenguaje de las frases abraza la realidad en un esfuerzo incesante por abarcarla, contenerla, expresarla. Vano esfuerzo, como debe ser. La esencia de la realidad se encuentra, esencialmente, fuera de nuestro alcance>>.
Una imagen es mucho más precisa, sea cual sea la representación del objeto, real o imaginario, porque tiene más información. La memoria visual es inmediata y nuestro cerebro la recuerda con precisión. Una imagen con alta calidad de 75x50 cm a 300 de resolución contiene 300 millones de bytes, mientras que la primera parte de Don Quijote de la Mancha requiere bastantes horas para leerla, y ocupa poco más de 1 millón de bytes.
© Eduardo Ruigómez - Historia visual (2014) |
En Fahrenheit 451, película de ciencia ficción dirigida por François Truffaut, basada en la novela homónima de Ray Bradbury, podemos encontrar la ambición utópica de un mundo liberado de las letras, suplantadas de forma radical por una comunicación a través de imágenes.
Lo que en principio enriquece el lenguaje, sea textual o visual, requiere el esfuerzo del emisor y receptor para entenderse. ¿A quién pertenece el significado de las palabras?, ¿a quién pertenece el significado de las imágenes?, ¿al emisor, al receptor, o a los dos?
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