<<Penetrando oblicuamente desde el sur, los haces radiantes del sol de septiembre llegaban agudos al ángulo del mirador llenándolde de calor, luz y calor accesible a los rayos solares, participaba de ellos, ahora sobria de tanta luz, odiosa de tanto calor: el piso de mosaico, de oscuro reflejo, estaba sucio, el gran candelabro descuidado. Más allá en el rincón del cuarto estaba el sillico, una necesidad y una tentación. Todo dolía, comenzaba a doler.>>
1 comentario:
Alfonso me envía este comentario:
"Al cielo tu alma
Ciclones y tormentas
Ángel alado
Al cielo tu espíritu
Anhelos y deseos
En la arena dolida"
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