Fotografía de Eduardo Ruigómez - Rosas y espinas (2014) |
En octubre de 2012 escribí en la entrada Nuevo mundo feliz con rabia sobre la deriva del mundo del trabajo en la sociedad actual: la temporalidad, la incertidumbre, los salarios de miseria, los horarios demenciales, la deriva de la clase media. Acompañaba al texto la imagen de unos esclavos del siglo XVIII bailando de forma alegre en una plantación de Virginia. Es el contraste brutal de una situación humillante.
Muchos meses después, y a pesar de los brotes verdes en el horizonte, no es perceptible un cambio de actitud social y política que corrija un sendero peligroso. Hemos pasado de disfrutar rosas con espinas a quedarnos con las espinas y cuatro rosas mustias. Me gustaría soñar que esta carta que reroduzco de Nuria Sardà fue solo una mala pesadilla.
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