¿Somos lo suficiente maduros como para forzar el futuro en base a parámetros meramente económicos?¿A dónde nos lleva un progreso tecnológico orientado principalmente al consumo?
¿Nuestros sistemas educativos forman personas, o lo que eufemísticamente se llama emprendedores?¿Qué significado tiene la palabra triunfar?
El diccionario de la Real Academia Española da cinco acepciones, cada cual más jugosa: 1. intr. Quedar victorioso. 2. intr. Tener éxito. 3. intr. En ciertos juegos de naipes, jugar del palo del triunfo. 4. intr. Gastar mucho y aparatosamente. 5. intr. En la Roma antigua, dicho del vencedor de los enemigos de la República: Entrar con gran pompa y acompañamiento.
¿Es esto en lo que pensamos cuando educamos a las nuevas generaciones? ¿No sería mejor formar personas en base a valores culturales y humanísticos?
Descubrí hace dos años a Martha C. Nussbaum a través de su libro Sin fin de lucro, y asumí sus tesis inmediatamente. Ahora que va a ser investida con el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales, aprovecho para difundir información sobre ella a través de dos enlaces a unos artículos complementarios aparecidos en el suplemento Babelia de El País ayer: La utilidad de la filosofía (Lola Galán) y Una humanista de nuestro tiempo (Carlos Gual).
Fotografía de Eduardo Ruigómez |
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