viernes, 10 de febrero de 2012

Cuando pongo en frases lo vivido, todo muda de un modo fantasmagórico

Con la mañana despertando practico un ejercicio virtual de memoria en mi palacio polar. Constato que una de las pocas neuronas que lo pueblan está fuertemente enraizada con la literatura: hay entradas cruzadas en las que el significado de unas letras leídas sólo son una referencia colateral, en otras adquieren protagonismo de lecturas recurrentes y siempre presentes de forma circular como un disco rayado en mis sueños existenciales. Sin embargo, apenas recuerdo haberme detenido en un libro leído en este año largo de blog para compartir la emoción de un mensaje nuevo que haya perforado los fantasmas de mi palacio. 

Pienso en Martha C. Nussbaum y su trascendente título Sin ánimo de lucro. Trata de la importancia que la dimensión de las Humanidades y el pensamiento socrático debe ocupar en nuestras vidas y en especial en la formación de los jóvenes.
  
Ahora tengo toda mi atención en El rey se inclina y mata de Herta Müller (Premio Nobel de Literatura en 2009), que me regaló Marta el año pasado. Habla de ella, de la Rumanía de Ceaucescu, de su exilio a Alemania, y lo hace desde la dimensión de las palabras, de cómo interfieren en toda la actividad de su vida, alimentando su espíritu libre y rebelde, fortaleciendo su alma sensible y obervadora.

Para acercar un poco su mundo aplico la técnica del collage, y así destacar al azar unas pocas frases subrrayadas a lápiz que saturan mi copia del libro:

<<No me extraña nada que mi memoria haya seleccionado una cosa y no la otra; la memoria es como debe ser: ante la brutalidad, toda belleza pierde su sentido propio, revierte en lo contrario, se vuelve obscena>>, <<Escurrirse de la propia piel para caer en el vacío es exponerse a todo>>, <<Los resquicios interiores no se corresponden con el lenguaje, lo arrastran a uno allí a donde no pueden existir las palabras>>, <<Es curioso cómo suele distribuir uno sus sentimientos por el exterior. Los deposita sobre unos pocos objetos que, sin ningún motivo especial, resultan adecuados para poner de manifiesto el recuerdo que late en el interior de la cabeza>>, <<... escuchar es una preparación para hablar>>, <<Cuando se desmoronan todos los pilares de la vida también se caen las palabras. Porque todas las dictaduras de derechas o izquierdas, ateas o religiosas, ponen la lengua a su servicio>>, <<Cuanto más capaz de callar era alguien, más fuerte era su presencia>>, <<Cuando pongo en frases lo vivido, todo muda de un modo fantasmagórico>>.

Herta Müller - El rey se inclina y mata (2011). Editorial Siruela. Traducción del alemán de Isabel García Adánez.

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