En las tardes azules del estío, por el sendero iré,
picoteado por los trigos, a pisotear la yerba menuda:
Soñador, su frescura, en mis pies sentiré
y dejaré que el viento bañe mi cabeza desnuda.
Ni hablaré, ni en nada pensaré:
pero un infinito amor en mí sentiré arder,
y al igual que un bohemio, lejos muy lejos iré,
por el campo -feliz como con una mujer.
Arthur Rimbaud
Marzo 1870
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